jueves, 21 de julio de 2011

Encuentro Inesperado [Magnet][capítulo 3]

Aaaaah!!! a lo que vine xD

Capítulo 3....
Atrapadas

Algo no parecía ir bien en la casa de los Megurine tanto Miku como Luka experimentaban extraños sucesos durante su convivencia y mediante sus sentimientos. Luka mantenía su cabeza sobre su brazo que continuamente bajaba y subía, su cuerpo no podía estar quieto, debido a su cabeza que solo apuntaba a una persona, entonces Luka sin más que hacer en la cama, no podía evitar dejar de moverse.

En aquel tiempo transcurrido, Miku tampoco podía descansar, no solo el hecho de no estar en su casa la ponía de tal manera, sino también el hecho de sentir algo que nunca había sentido, tenía su cabeza totalmente fuera de sí.

“Luka” susurra Miku.

“Miku” la copia Luka.

De repente un fuerte suspiro se oye en ambas habitaciones. La noche cálida, pero muy fría dentro de los corazones de nuestras protagonistas, ambas sin entender lo que sucede dentro de aquellos mismos corazones congelados y confundidos, pero algo de cierto en esto es, que ninguna se animaba a admitir aún lo que ocurría. Luka no pudo más y se levantó a beber un vaso de agua.

“Es mejor esto que estar sin poder dormir” dijo con algunas bolsas en sus ojos.

“Mmm es cierto, tienes toda la razón” dijo Miku sirviéndose un poco de agua también en su vaso.
Luka estaba sorprendida, no había conseguido siquiera imaginar que Luka se aparecería, pero las sorpresas son sorpresas, así que Luka se quedo algo estática con eso.

“¿Te sucede algo Luka?” la miro algo preocupada.

Luka todavía no lograba escapar de su asombro, en su cabeza se agolpaban sus sentimientos, sus extraños sentidos de las cosas en cuanto a Miku. Pero al fin reaccionó.

“¿Eh?, pues… nada” rió tratando de disimular.

“¿Estás segura?” insistió.

“Si en serio, estoy bien” sonrió con toda naturalidad.

“Yucata” le devolvía el semblante alegre a Luka.

“¿Eh?” interrogó ante aquella rara palabra.

“Quise decir que bueno, es japonés” sonrió de nuevo.

“Aaah veo” contestó impresionada.

Ambas discutieron un poco más y se regresaron a sus habitaciones correspondientes.
Luka de nuevo enredada en esos sentimientos distantes pero cercanos, aquellos que la toman prisionera y hace relucir todos los rincones de su alma, aquellos bien recónditos, nada queda fuera, todo saldría a la luz en cualquier momento inesperado.

Miku solamente seguía incómoda en su cama, sin saber qué hacer, intentó dormir. A pesar de que no sabía cómo lo haría, pensó que sus pensamientos la dejarían en paz en cualquier momento al no poder resistir el sueño.

Sus puños fueron cerrados y directos a la pared, la pelirrosa indecisa, no sabía por qué razón sus extraños sentimientos estaban causando eso, ¿era tan importante? ¿Estaría sintiendo algo más que solo amistad por su nueva amiga? ¿O era sólo su cabeza?

“¿Qué es esto?, por qué razón siento como si no fuese yo misma, es molesto” frunció el seño.
Se sentó en su cama con impaciencia, como esperando algo.

“No entiendo porque…” no acabó ya que una gata muy simpática y de color blanco se poso en sus piernas. “¿Qué deseas Rose, quieres algo?” mientras acaricia su pelaje, y el gato que no se niega a recibirlos.

Entonces Luka se levanto de su cama y bajo a darle de comer a la gata, eso le hacía bien para distracción de esos malos, inocentes, y confusos sentimientos.

La cocina era bien grande, Luka accedió a ésta y colocó la gata arriba de la mesa, aunque sabía que si su madre la pescaba con la gata ahí sería su fin, pero ella bien sabía que a esas horas las probabilidades de que ella la encontrara allí, eran del 10% y nada más. Dejo a la gata en dicho lugar, buscó el alimento y lo colocó en su plato color negro con su nombre en él.

“Creo que con esto es suficiente, ¿no?” dijo esto último guardando ya el alimento.

Luka debía esperar a que la gata terminara para poder poner su respectivo plato en su lugar para no levantar sospechas en la mañana. Mientras esto hacía, mirando para distraerse un poco, encontró una pequeña bola de goma roja, la agarró y la apretó con fuerza.

“Esto es de Rose” dijo y lo volvió a apretar, con fuerza y de tal manera que éste objeto salió volando por el lugar. “Oh no” es lo único que atino a decir la pobre y luego arrojó su vista al gato.
Luka temía y pasó, la gata fue tras ella, primero salto en la mesa tratando de alcanzar dicho objeto, pero claro ahí no termino, sino que luego el gato se coló a los muebles y tiro varias cosas.

La familia Megurine dormía plácidamente, menos la invitada que momentos antes estaba despierta, y cuando por fin había logrado la total calma de sí misma, escucha un tremendo ruido que viene desde abajo y decide ir a mirar.

La pelirrosa por fin había logrado capturar a su enloquecida mascota, contenta al fin y preocupada claro, le quito la pelotilla de goma de la boca, abrió la puerta, la arrojó para que Rose fuera tras ella, una vez que Rose salió en su busca, Luka cerró la puerta.

Cerró la puerta y le colocó seguro, se recostó en ella para dar un gran suspiro, cerró los ojos y empezó a caer lentamente al mantener su espalda aferrada a la puerta, eso significó que se estaba durmiendo.

“¿Y ese gato?” preguntó una recién aparecida.

“¿Eh?” se despertó aquella casi bella durmiente.

“¿Te asusté?, disculpa pero, quería ver qué era ese ruido que me despertó justo cuando ya iba a dormirme” rió bajito, el propio silencio de la casa no permitía grandes ruidos.

“Oh, siento esto pero, mi gata Rose tenía hambre, así que le di de comer y accidentalmente una pequeña pelota roja se me fue de las manos y ella hizo todo esto por tratar de atraparla” señalo al piso con semejante desastre. La gata había tirado harina, leche, huevos, etc.

“Dios mío” exclamó ante tal vista.

“Regresa a dormir, yo me encargare de esto” tomando de unos guantes.

“Déjame ayudarte, no quiero que esto lo hagas sola, además, como dice el refrán, ¿para qué están los amigos?” sonrió y también se puso un par.

Luka no podía entenderla, o más bien entenderse, no tenía idea de qué sentir en ese momento, su corazón sin duda alguna daba pálpitos a lo loco, pero su mente decía otra cosa.
Mirando de reojo a Miku, como se colocaba los guantes, solo podía imaginar lo lindo que sería tenerla en sus brazos, pero sus imaginaciones se deshicieron en el aire por parte de una palmada de su amiga.

“¡No te duermas!, tenemos trabajo” inquirió.

“¿Ah?... ¡ah sí!” respondió

“Estás extraña” rió nuevamente bajo.

Ambas se concentraron en limpiar, una de ella no podía dejar de imaginar cosas, tampoco la idea de aquella palabra tan perfectamente encantadora y bella pronunciada. Daba vueltas su cabeza, realmente era su ¿amiga?, ¿o en verdad había algo más?

Sólo se limitó por un momento a observar a su amiga, cuando voltea se da cuenta de que ella también tenía su mirada fija sobre ella, por lo que un pequeño sonrojo invadió a ambas y se giraron al momento de eso.

Después de lo sucedido ambas comenzaron a limpiar por diferentes lugares, Miku estaba recogiendo algunas cosas que la gata había tirado en la sala, mientras que Luka limpiaba el desastre que provoco en la cocina. Cuando Luka por fin había terminado de limpiar en la cocina se acerco a la sala para ver si Miku necesitaba ayuda, pero al parecer la chica estaba distraída viendo unas fotos en la pared.

“Emm.. ¿Oye quieres que te ayude con la sala?” interrogo Luka mientras observaba a su amiga.

Cuando Miku escucho la voz de su amiga se dio la vuelta para poder verla sentada en el sofá con la mirada fija sobre ella.

“No te preocupes ya casi termino, solo levanto algunas almohadas del sofá” decía mientras tomaba las dichas almohadas y se acercaba a donde se encontraba su amiga para poder ponerlas en su respectivo lugar.

“Bueno, al parecer todo está en orden de nuevo, gracias por ayudarme a limpiar el desastre que provoco Rose” Luka le agradecía a su amiga por haberle ayudado.

“De nada, además creo que necesitaba hacer algo de ejercicio para poder dormir” mientras tomaba asiento junto a su amiga.

“¿Entonces tu tampoco podías dormir?” dijo mientras dirigía su vista a su acompañante.

“La verdad no, no he podido dormir en todo este tiempo” en tanto miraba la gran tele de Luka.

“Ya veo, igual yo no he podido dormir en todo este lapso, estaba por darme por vencida y salir al balcón, cuando mi gata llego y se me recostó en mi regazo, ahí fue cuando decidí bajar para poder darle un poco de comida y pues, sucedió lo que tú viste” apenada Luka con un poco de vergüenza ya que su invitada había visto el desastroso modo de comportamiento de Rose.

Antes de que alguna de las dos chicas dijera otra palabra escucharon que una puertecilla se había abierto, cuando se dieron la vuelta para poder mirar hacia la entrada principal notaron que era la gata la que había vuelto con aquella misma pequeña pelotita roja en su boca. Esta las noto y se dirigió hacia donde se encontraba su dueña y salto a su regazo para poder acurrucarse y descansar un poco.

“Pero que gata tan cómoda” ironizó Luka, “se atreve a dar la cara después de hacer semejante desastre en la cocina”, resignada y acariciando a Rose.

“Bueno, los animales son así, no entienden, ellos solo… viven” aclaró la peliverde.

¿Viven?, no hay que entender, ni comprender en qué situación se está, simplemente hay que vivir, vivir el momento en que se encuentra uno, ni más ni menos.

Aquellas palabras significaron mucho para Luka, quien aún no salía de ese pequeño pensamiento que acudía a sus incomprensibles sentimientos, pálpitos, sonrojamientos inexplicables, deseos de… deseos de abrazar a alguien… y además, ese extraño sentimiento era generado a causa de algo que aún no entendía bien.

Por más que quisiera aceptarlo, una parte de ella se negaba a compartir ese hecho. Pero, no importaba ya, sea como fuese, en algún momento esa caja de pandora tenía que abrirse, ese cofre brillante daría lugar y aceptaría ese compromiso con sus sentimientos, su modo de ver la vida, sus sentidos. Y acabaría esa locura de incomprensibilidad. Aquellas inmensas paredes de infortunio serían colapsadas, aquella peliturquesa había despertado algo en su nueva amiga.

Ese fruto prohibido estaba dando problemas, ese pálpito cada vez más acelerado y monótono, es decir, la primera vez que se presentaba un pálpito de esta manera, y Luka lo sabía, cómo lo sabía, era solo cuestión de sentir. Mirando a su peliturquesa amiga, que acariciaba a Rose, era como ver al mismísimo ángel con su mejor forma, su mejor sonrisa, y su mejor resplandeciente aroma a estrellas.

“Qué es esto…” murmuró por lo bajo agachando su cabeza.

“¿Qué cosa Luka?”

“Nada” esbozó sonriente disimulando.

“Bueno entonces creo que ya me iré a dormir” se levantó y se estiró con ademán de cansancio.

“Oh es verdad, ya es muy tarde” bajó a Rose de su regazo.

“Muy bien, nos vemos mañana” sonriente y le dio un beso en la mejilla a su amiga.

Ese beso, todo un teatro para Luka, fue sonoro en toda su cabeza, y además, le daba un toque romántico al hecho, ese pequeño ruido producido además… ¿no era suficiente ya? Nada lo era para Luka Megurine de 17 años.

“Ese beso…” pensó.

Y con la mirada puesta en aquella bruja roba corazones, se dedicó a seguirle el paso, sin saber lo que se venía.

“Espero mañana…” no acabó pues Rose casi la tumba mientras corría.

“¡Rose!”

Luka no se dio cuenta de que además de gritar a su neko, Miku no se planto bien en los escalones de aquella larga y resbaladiza escalera, por tanto venía en camino, no pudo hacer más que atraparla en sus brazos y caer junto a ella mientras se producía el choque contra la dura pared.
Al fin llegaron al piso y entonces Miku quien estaba a salvo rápidamente socorrió a quien la había salvado, en eso Luka logra abrir los ojos y mirar a su chica.

Aquellos ojos, esos que estaban en total contacto, a tan solo centímetros, pero, ¿sería el momento ya, de liberar esos sentimientos? ¿No bastó verdad? Pero ahí estaba Rose, tratando de alcanzar la bola roja, se lanzó a ella, e iba en dirección a la espalda de Miku, y así… Miku sintió el golpe del animal que después se fue corriendo. Pero ello provocó que sus labios se pegaran a los de Luka, esos escasos centímetros, llegaron a desaparecer por la intervención de Rose.

Tibios como un cálido abrazo y delicados como los pétalos de rosas, no, más que eso, nada igual, simplemente una forma bien dulce de declararse a su amada, muda pero comprensible con aquel tacto carnoso. Dulces, como la miel pero mil veces más deliciosa, tan solo imaginarlo, pero esta vez, la imaginación ya era cosa del pasado para ambas, al fin lo tanto deseado inconscientemente.

La pobre alma de ambas descansaría con esto, y sin más que aclarar, el aire se agotaba y ambas debieron darle fin a sus queridos sentimientos. Ambas solo se miraron y no dijeron nada más, solo el silencio reinó en ese momento.

Continuará...♥

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