martes, 5 de julio de 2011

Romea y Julieta [Magnet] [Shojo-ai] [Capítulo Único]

Nombre: Romea y Julieta
Autor: Midori (yo)
Dedicatoria: para May!


Romea y Julieta
Había una vez una princesa llamada Nagisa Aoi, Ella vivía en un casa muy elegante y gigantesca, su habitación se ubicaba en un balcón, como era tan bonita, siempre recibía cantos de amor bajo el mismo, toda una panda de hombres refinados y cultos. Pero Nagisa tenía otras inclinaciones, así que los rechazaba sin echar ojo hacia abajo.

-Querida hija mía, ¿de nuevo has echado agua sobre uno de ellos?—reclama su madre sentada en la sala de estar mientras teje algo.

-Ya sabes madre, que no soporto a los hombres—respondió esta sin dudar mientras jugaba con los dedos de su mano.

-Pero hija mía, algún día tendrás que casarte…

-¡Pero mmumy! /:

-Pero nada¬¬

Oh eres bella~ lalalala~ lalalala~ alalala~

Aquel cantó vino de afuera.

-Oh no, otra vez—dijo a manera de frustración colocando una mano sobre su cabeza mientras negaba.

-Levanta tu cabeza y ve a decirle que no, se nos hace tarde… —desvió su mirada a otro lado antes de terminar.

-¿Tarde para qué?, hm bueno no importa, ya se habrá llenado el otro balde de agua—se fue.

Mientras toma el otro balde para dejar cargar el que ya había usado, se aproxima lentamente hacia su balcón con el agua en mano.

-Uno de estos días le diré a mi sirviente que se encargue de traerme mil baldes de agua a mi habitación—dice en tanto arrastra el objeto a su balcón.

Nagisa se acerca al balcón y con mucho cuidado ya que el balde es pesado, lo sube hasta la baranda y cuando piensa en tirarlo, mira atentamente a su enamorado.

-Pero que vos tan rara tienes.

-¿No le gusta?

-Pero—, baja el balde y se asoma a ver mejor—, ¡Pero tu eres una chica!

-Mil veces he imaginado verla señorita, y el que siempre rechace hombres me da idea de que quizás a mi si me aceptase, pero más sería mi dicha si pudiera verla más de cerca—envía galantemente sus palabras de amor.

-Pero usted es muy bonita, pero, ¿cómo supo que yo me fijaría en una chica?

-Si usted ha rechazado al señor Yamashita Tomohisa, definitivamente odia a los hombres.

-Realmente, ella si que sabe—pensó Nagisa.

-¿Qué le pasa princesa, se ha quedado anonadada?

-Hm no, ahora mismo bajo allá—dijo muy emocionada la chica, pero al girarse.

-¡Oh no!—exclama la chica.

-¡Jolín!—le sigue Nagisa.

El padre de Nagisa está detrás de ella, espantado le grita a su hija que como se atreve a querer estar con una mujer y antes de llevársela dentro le grita a la joven de abajo que la deje en paz y que no permitirá aquello.

La puerta de la princesa se cierra de golpe provocando un gran estruendo.

-Sea como sea, yo princesa, le juro estar a su lado.

Pasaron las horas, y la madre de Nagisa se dirige a su cuarto para pedirle a su hija que se vistiese, que ya se le hacía tarde para la cena con varias otras familias, quería encontrarle un novio a su pequeña.

-Hija, ya deberíamos estar saliendo, la cena con las familias de… —se calla al recibir un baldazo de agua en la puerta que en ese mismo instante se le cierra en la cara.

-¡No me pondré de novia con ningún sinverguenza!—comenzó a los gritos en su habitación.

-¡se acabó jovencita, hoy mismo estarás castigada hasta el próximo año y es mi última palabra!

Nagisa no hizo más que llorar horas y horas, no tenía consuelo a lo que le pasaba, nadie aprobaría su relación con una chica, y eso le causaba un gran dolor por que sentía algo por aquella joven que si bien, no la conocía mucho, pensaba que quizás ella era la única que la comprendería.

Pasaron los días esta vez, y en una mañana dulce y cálida, mientras Nagisa intentaba sacar provecho a algunos libros que había escondido debajo de su cama luego de ser castigada, pues no tenía nada que hacer, oyó una voz con el mismo tono de un día cualquiera.

-¡Eres tú!—sonrió de lado a lado cuando la vio.

-Si señorita—hizo una reverencia—, y perdóneme, soy una mala persona, me equivoqué, pero no se preocupe, ya no seré más una maleducada.

-¿Pero que tan mala persona es usted? No comprendo.

-Es que no le dije, mi nombre es Shizuma Hanazono, mi princesa—aclamó elevando su mano en dirección a su amada como todo caballero.

-Ya veo, pero que buena chica es usted, de verdad me intriga mucho eso, me gustaría estar con usted ahora mismo.

-¿Y que espera para bajar mi princesa?

-Si no estaría castigada lo haría T...T

-Ya veo, lo que pasó el otro día le trajo un mal trazo a su vida—arroja pensativa mientras su mano sostiene su barbilla—, no se preocupe—, le dedica con un grito no tan sonoro—, ahora mismo subiré hacia allá.

-Y yo la espero.

Shizuma entonces tomó una escalera y comenzó a subir para llegar a su princesa, pero lamentablemente la escalera se va de lado y cae en el piso, Nagisa desesperada le pregunta si se ha hecho daño, la otra le niega con la cabeza. Decide pues subir trepando por las enredaderas que cubren al hogar y cuando parece llegar, toda la planta se empieza a despegar por así decirlo de la propiedad y de nuevo cae.

-¿Estás bien?—pregunta de nuevo alertada y sin pensarlo empieza a bajar hasta su príncipe usando un caño de agua que se halla al costado de su balcón.

-¿Adónde crees que vas tu?

-Su padre de nuevo—comenta Shizuma a manera de enfado.

-¿Pero que sucede aquí?—se aparece su madre apareciendo por el lugar.

Su esposo que sostenía a su hija le explica lo que sucede mientras su mujer escucha enojada lo que pasó para luego recriminarle.

-¿Eso es todo?, ¿y qué podemos hacer? La vamos a apoyar en todo momento, no por que le gusten las chicas es un alien, entiende que aunque no te guste, siempre debes apoyar a tus hijos en todo, como buen padre y por que los amas ¿o no?

-Cla… claro—capta su esposo un poco asustado por la reacción de su esposa.

-Ahora mismo ¡baja a tu hija y que la haga pasar!

-Mamá, ¿en serio?—se contenta.

-Si hija.

Eso fue todo para que esta corriera a la planta baja a buscar a su amado.

-No entiendo, ¿cómo puedes permitir esto?

-Lo que no entiendo es, ¿cómo puedes armar tanto barullo por eso? Se trata de la felicidad de tu hija.

Y su esposo no dice nada más y se da cuenta de que nada puede hacer más que estar con su hija en todo. Las horas pasan, los días también y claro que los meses, en ese transcurso de doce meses, la familia Aoi tiene una gran fiesta, el casamiento de su hija que permitirá unirse con la familia Hanazono para fortalecer a su familia, pues dos dinastías acabarían por ser la más famosa de todo Japón con semejante poder el de ahora. Eso llevaría al poder del gobierno en un futuro, para así entonces, Nagisa podría cambiar las leyes de su país y dejar que las parejas de su mismo género se casen.

Al fin y al cabo, el amor siempre puede más, siempre que sea un amor verdadero claro.

Fin

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